Traductor/Translate

martes, 6 de marzo de 2007

INMÓVIL

De mis manos miles de perros bebieron,
eran perros cuyos dueños habían expulsado,
no tenían nombre ni pedigrí, sólo el pelo negro.

Una vez
caí de rodillas y aclamé
a la tormenta,
pero la lluvia
no vino y el cielo pareció reírse.
Estaba agotado
y sólo el susurro de mis pasos
me habían acompañado
aunque ahora,
ellos también habían perecido a mi inmovilidad.
Crucé dedos y pensé que quizás,
Peter Pan había regresado de la isla,
pero el revuelo de una bolsa de plástico, condenada vanalidad,
me devolvió la tristeza... Quise cortar la alianza
que me unía a tu recuerdo pero
sólo unos pasos antes, desolado, me di cuenta
de que a lo inexistente no se puede matar.

Crujieron mis dedos
como sin duda debieron hacerlo
las castañas que echamos a la hoguera.
Explotar en el fuego,
deshacerse y no existir...
contemplaba tan perplejo el fuego
que una mujer vino a mí y me clavó en el hombro su mirada,
ella era la estatua que estuve esculpiendo en mis sueños
pero no la vi y se desvaneció como una flor marchita de plomo
en mitad de un océano de incienso y cafeína.
Temblé con su recuerdo desconocido
y poco a poco, me acurruqué y me eché a llorar
como si hubiera perdido para siempre algo preciado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Realmente precioso, Pili.