Desaparecer,
torcer ligeramente la línea imperceptible que separa
realidad y deseo,
borrar trazos indecisos plasmados
sobre el lienzo inacabado
de la memoria y morir, morir con ellos y con los desacuerdos.
Tendencia inerte,
la que separa la cabeza de la ciencia contraída
en un abrazo de locura.
Susurros aparentes,
degeneración indevida.
Presagios de muerte
pero, poco a poco, en descenso, apagar las luces y no ver,
no ver más que lo oscuro y desconocido;
ese es mi golpe, esta es mi cordura.
Desaparecer no será hoy.
Desaparecer, no es mi turno,
no está escrito.
Desaparecer lo delimito
y destruyo.
Desaparecer se ha ido hoy
lejos del mundo.
Cruz,
paredes que dicen lo que no pueden ver,
difundir,
sustraer,
eliminar, extinguir,
encender
o apagar
¿qué mas da?
No hay nadie, no hay perdón,
no saben dónde están las llamadas de socorro,
auxilio y resurrección.
Todo era una trampa. Ya no queda tiempo.
Desaparecer
y evaporarse ya no son la misma cosa,
ya no están ligadas,
ya sólo son personas
distintas como tú y yo.
Desaparecer
y morir,
dejar caer,
romper la cruz
y el silencio,
hundir la lanza, dejar la guerra,
perder o ganar ya no importa,
sólo era un sueño, un sueño absurdo,
ése, que nos hace temer la derrota.
Escrito hace un año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario