Ven, siéntate. Deja que el aire cubra todo lo que piensas. Cierra
los ojos y ve, ve la oscuridad de tus párpados. No hables, deja que el silencio
haga su magia. Hoy pocos magos saben hacer realidad los sueños y ve, ve
despacio a ese rincón pequeño y apartado, dentro de ti. Siente, llevas tiempo
sin sentir más que frío y soledad aquí afuera…
Sé que quieres
hablar, contar tus rutinas huecas y dejar que flote en el ambiente lo banal de
lo humano. Sentirte así, protegido e inalcanzable; como si eso sirviera de algo…
¿Qué piensas hacer con las ruinas de tu presente?
Tragas saliva y piensas que no deberías haber venido hoy
aquí. Hablar de ti mismo y tus temores siempre te puso de mal humor. Te conozco
bien, eres un fragmento de mí que extrapolé hace tanto, tanto tiempo… y sabes
que sé que tú, querido mío, mientes fatal.
Cada poco hay que cederle la palabra al silencio. Si sigues
eyaculando palabras a esa velocidad acabarás completamente estéril de razón. Veo
tus miedos y esa imagen transformada que tú ves, ahora, de ti mismo. Sé que hay
algo ahí adentro que te dice que te equivocas, pero por más que miras no
encuentras el error y continúas, continúas echando basura y estiércol sobre tu
espalda. Continúas vomitando palabras por las que otros ya te identifican. Ellos
creen conocerte, sabes que lo creen y sabes también, que jamás sucederá otra
cosa que te saque de esa sucia y banal mediocridad…
Crees que puedes confundirte entre el resto, porque
disimulas bien lo único que eres, pero ambos sabemos, tú y yo, lo infeliz que
te hace esto. Sé que hay algo con lo que sueñas desde siempre. Sé que fantaseas
con estar ahí, viviéndolo. Veo esa gran parte de ti que te dice que es posible
y tristemente también, a esa pequeña parte que te convence para que ni siquiera
lo intentes: tú no naciste para nada. Tu
vida es un continuo fracaso.
¿Sabes? Ambos estamos atrapados por la misma mierda. Mi vida
es una metáfora de un sueño. Es esa sensación que todos tenemos cuando nos
vamos a dormir. Cuando estamos entre el sueño y la vigilia. Cuando tenemos la
sensación de que lo que va a sucedernos ahora es una pesadilla y sientes esa
pequeña punzada en el pecho que te dice que algo va mal… Esa maldita punzada,
me acompaña día y noche, recordándome, como a ti la tuya, que hay más allá algo
que se nos escapa.
Masticamos esa sensación de desprecio a diario. Esa “actuación”
sobre el tablero de las vanidades. Dejamos de sentir más de lo necesario y el
resto, el resto va a parar a un pozo sin fondo en el que, lentamente, se
tumorizan y mueren los gratos momentos que nos hicieron gigantes. Dejo a un
lado piel y oscuridad para enfrentarme de nuevo ante el papel. Pienso en ti y
apareces como una burla de lo que jamás he conocido. Pienso en ti y recuerdo el
yugo del silencio, de la ausencia marchita, de la carencia de lo extraordinario…
Pienso en ti e imagino, que no yace tanta oscuridad tras mis
párpados.
1 comentario:
uf.. bueno leerte.
Publicar un comentario