Caras

Yo no sé si eres capaz de conocerte bien a ti mismo, por mi parte, soy una auténtica desconocida. Soy sincera al decir que en muchas ocasiones creo que a la gente que me conoce le irían mejor las cosas sin mí y no porque sea una persona negativa, caótica, desquiziada o simplemente paranoide; es porque algunas veces me siento decepcionada con mi conformismo. A veces me aburro de buscar motivos para luchar, a pesar de que le debo tanto a muchas personas que me han apoyado y querido incondicionalmente, yo siento como si sobrara, como si lo único para lo que he nacido es para ser una carga para ellos. Y no quiero ser eso.

Tengo una amiga a la que admiro por su dulzura y aunque ella quiere ser menos dulce y más fuerte, quiere controlar sus emociones y ser capaz de nutrirse y crecer de la soledad, yo creo que tal y como es ahora su personalidad, es sencillamente maravillosa. Hasta hace relativamente poco yo no me consideraba una persona dulce, más bien, era alguien esquivo que reprimía cualquier gesto cariñoso, pero he empezado a utilizar palabras como "cariño" hacia amigos y familiares y la verdad es que cada vez me es más fácil llamarles de ese modo y cada vez me siento más "buena" por hacerlo.

Ser buena, compasiva, generosa... a veces creo que me alejo cuando trato de conseguirlo. Hay un lado de mí que temo desde lo más profundo de mi alma. Una yo que no me gusta en absoluto. Una yo que pierde los estribos y actúa con violencia sobre los más débiles. La otra parte de mí sabe que cuando esa desgraciada yo aparece, no hace más que pagar sus frustraciones con quienes no tienen culpa. Mi yo frustrada funde imágenes pasadas con presentes y revive los peores calvarios que vivió durante enfrentamientos con otros. Mi otro lado siente lástima por ella y sólo trata de decirle que debe dejar marchar todo cuanto le hizo daño y ese lado deprimido e incomprendido sabe que eso es cierto, pero le cuesta tanto dejar ir tantas palabras que no salieron de sus labios y que ahora, como estacas, atraviesan de punta a punta su corazón día tras día, noche tras noche.

Me siento culpable por la existencia de esa terrible parte de mí que, cuando vuelve a esconderse, me hace sentir terriblemente triste, injusta y estúpida.¿A dónde me está llevando? ¿Cuántas estacas más soy capaz de soportar? ¿Algún día podré echarle de mi vida? Esa inconsciente sólo actúa por venganza, sólo por unos minutos, pero durante ese tiempo tiene los pensamientos más retorcidos, macabros y oscuros que se puedan imaginar. 

Todos tenemos un lado malo o al menos, eso dicen. Pero este lado malo es el anticristo de todos los lados que tengo. No se lleva bien con ninguna de mis partes y disfruta lascivamente de todo lo que hace o dice. Y yo no soporto el horror, no soporto que nadie sufra y menos si es por mi culpa. Estoy tan perdida cuando vuelvo en mí que me resigno al rechazo, pero no me rechazan. Hablan conmigo, me calman, me hacen ver que no tengo razón o que estoy exagerando, me tocan y me dicen que ya pasó todo, como si ese dolor que sé de sobra que les he causado, no existiera. Y me siento tan culpable de perturbar sus vidas...

A veces viene bien tener carácter, de hecho, me gustaría tener verdadero carácter -aun me dan miedo tantas personas-. De mí, dicen que tengo carácter y las ideas claras pero ¿qué sabrán ellos? Hubiera llegado más lejos si así fuera ¿hubiera sido mejor persona? Quién sabe. Ahora no creo conocerme lo suficiente. Ahora no estoy tan mal en mi camino a pesar de que se me viene encima una serie de obstáculos y posibles cambios importantes que le den un giro de 180º a mi vida. Por increíble que parezca, apenas pienso en ello. Me enfado también por eso, es como decirme a mí misma que no es importante el presente. Y si no importante el presente ¿qué coño importa la vida? ¿Ves? Es esa actitud pasota la que me saca de quicio, por la que quiero partirme la cara y rebentarme a ostias. Por suerte, se han unido nuevas personas que no conocía de nada y a las que estoy empezando a admirar por su ilusión y sus ganas de comerse el mundo. Ojalá hubiera encontrado gente así cuando empezó todo. Me nutro de ellas, quiero ser como ellas. Estar viva y demostrarlo. 

Y a veces lo estoy, "la mayor parte del tiempo" diréis los que me conocéis. Con el tiempo he aprendido que nada es tan grave como para no seguir adelante y que nada es tan imposible como para no intentarlo; pero el salto, ese salto, sí que da miedo.

No escribo esto para que me deis ánimos ni compasión. Hacía tiempo que no escribía nada enserio sobre mí misma y supongo que de vez en cuando es una buena terapia para salir de los baches.

Bss