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miércoles, 11 de febrero de 2009

Dulce sabor


Desperté a media noche con el inocuo susurro de un beso. Sentí tus tibias manos abordando mi cintura, acariciando mi vientre, desperezando mis sentidos. Me acurruqué instintivamente, aplastando tu pecho contra mi espalda y tu calor corporal me reconfortó hasta el punto de lanzar un profundo suspiro. Sonreí. Escuché una sonrisa tras mi nuca. Fui estrechada en tu abrazo...

Traviesa fue la idea de remolonear haciéndome la dormida, para que tú, dulcemente, entreabrieras mis ojos con cálidos besos sobre mi cuello y hombro. Sabes estremecerme y hacerme soltar una leve carcajada a la vez, cuando muerdes y chupas mi espalda. Sonríes de nuevo y me inundas con una rápida ráfaga de cosquillas para liberarme la risa. Ahora ya no me quedan más trucos...

Me giro, aquí estás complaciente. Tus ojos brillan con la luz tenue que se cuela por debajo de la persiana. Me sonríes en silencio. Acaricias mis brazos y mi pelo. Se me escapa una tímida sonrisa y mis ojos esquivan a tus ojos (adoras este momento). Me besas. Me abrazas mientras coges aire. Tu mirada me ampara cariñosamente mientras contienes la respiración. Es mi turno.

Aparto tu pelo del rostro indagando tu cabellera a modo de caricia. Te abrazo con fuerza y aspiro profundamente tu olor mientras cierro los ojos. Eres tú. Te beso en el cuello, los hombros y el pecho. Te agarro con fuerza, me correspondes. Busco tus labios, tú mis deseos. Se fusionan.

Dejo de pensar para evadirme de todo. Desaparece mi ropa, te he arrancado ya la tuya. Tu tacto me hace saborear momentos eternos. Me deleitan tus ganas. Aflora el instinto. Te muerdo, me agarras... Te pertenezco, me perteneces. Eres mío, me entrego.

Muero...

Río temblorosa. Tus ojos confiesan que me adoras, tus brazos que me amas y tus labios susurran que me quieres. Te aprieto contra mi pecho desnudo y te beso hasta no poder más. Ahora es cuando ambos sonreímos en silencio. Acariciando mutuamente a nuestros cuerpos extenuados. Ahora es cuando el frío nos devora y con rapidez, nos cubrimos con la ropa de la cama y nos abrazamos. No cesan los besos. No descansan los mismos. No regresa el tiempo hasta que nos quedamos profundamente dormidos.

1 comentario:

Rebeca Gonzalo dijo...

Megapili: confirmo lo que te decía. Estás refinitivamente admitida si decides participar. Tu texto no es para nada detestable ni ofensivo. Más bien al contrario, es muy bonito y muy intenso. Nada que no pueda se pueda leer en el foro.

Así que anímate y ve dando vuelta a las neuronas para participar en el primer reto (dándote de alta previamente en el foro) y pensando en un buen reto para la siguiente ocasión, por si ganaras éste. Un abrazo de guisante, digo de gigante (ji,ji).