Voy a empezar a imaginar que el ocaso no ha partido mi vida
en dos, que las luces apagadas dan más luz que cualquier sol, que al fin de
cuentas esta vida no da para tantas despedidas y que poco a poco, junto al mar,
vuelvo a respirar y aquí voy, apagándome de nuevo como un susurro a contraluz,
esperando que la lluvia arrastre lo que hoy no lleva hacia ningún lugar y
suspirando, porque la imagen de mis ojos me devuelva un sólo resquicio de
seguridad.
No sé a dónde voy, no sé bien quién soy. No sé de algún lugar en el
que no sentirme sola. No sé si este fantasma de mí misma un día me abandonará y
brillará la luz, como en un gran amanecer, que ahora mismo veo tan lejos… tan lejos como es hoy.
1 comentario:
Hacía tiempo que no te leía nada tan bueno nena.... sin palabras
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