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lunes, 19 de octubre de 2009

Una historia real

Esta historia es real y te aconsejo que la leas mientras escuchas esta hermosísima canción de Ikue Asazaki. Sé que se acabará antes de que termines de leer, pero también sé que te gustará tanto que la pondrás de nuevo. Hazlo, este texto se complementa con ella.

Si quieres saber qué dice la letra, después la historia he dejado la traducción al español de la canción. Disfrutalos!



Obokuri Eemui - Ikue Asazaki


Había una vez un hombre de mirada incandescente. Los años pasaron sobre él en un balanceo constante entre lo bueno y lo malo. La desgracia nunca estuvo besándole las manos, pero sí los labios... Lo conocí nada más nacer y para mí siempre fue viejo. Era extraño, apenas llegué a conocerle y sin embargo, su sola presencia me elevaba a un estado de paz y armonía que con nadie más he conocido. Estaba segura de que nada malo podía ocurrirme si él estaba conmigo.

Era un hombre delgado, de piel castigada por el sol. Creo que nunca lo conocí con dientes... Sus manos eran suaves y de un tacto singular, muy parecido al de alguien que también se fue y al que siempre recuerdo con el corazón lleno de rojizos pétalos de rosa.

Pero lo que jamás podré olvidar son sus ojos. Eran claros y transmitían toda la inocencia, la lealtad, el amor incondicional y la ilusión hacia las cosas pequeñas. Brillaba en sus ojos la luz de un niño. Su ojos siempre llenaron mi espíritu de cosas hermosas. Cruzar la mirada con él era un estallido de fragilidad y belleza.

Reconozco que me gustaba observarle desde la terraza. Él se sentaba siempre en una pequeña silla de madera en la puerta de su casa y se contentaba con ver a la gente pasar. No era hábil con las palabras y su frágil cuerpo lo ponía en un aprieto cada vez que tenía que subir o bajar el escalón de su casa. Siempre acompañado de su bastón y vestido con pantalones, rebeca y boina grises. A menudo me lo encontraba de camino a la plaza. Él no aguantaba mucho caminando y cada paso que daba se le hacía eterno, así que siempre me lo encontraba descansando en los escalones de las casas. Me gustaba pararme a hablar con él, incluso, acompañarle a casa. Apenas me reconocía pero se sentía mejor cuando le sonreía. De más pequeña quería darme alguna moneda para que me la gastara en el kiosco, pero nunca le acepté ninguna.

Él era un anciano que era feliz en su pequeño mundo. Le gustaba salir a tomar el sol y pasear. Disfrutaba con ver a sus nietos y cuando reía, yo no podía evitar soltar alguna lágrima de felicidad. No sé cómo fue de joven ni de qué forma se ganó la vida, pero sí sé que de muy mayor, como yo lo conocí, la vida no le trató del todo bien.

Su mujer era más joven que él y a menudo le gritaba o lo dejaba encerrado en su casa con la llave echada. Recuerdo una vez que en pleno agosto, ella se fue a bailar al hogar del pensionista mientras que él se quedó en la puerta de su casa, esperando a que regresara. No tenía llaves y no había comido nada en todo el día. En la profundidad de sus ojos infantiles, la tristeza parecía saltar el corazón a la calle.

Él hablaba poco, casi siempre no recordaba nada ni a nadie, pero siempre fue muy amable y cariñoso con todo el mundo. No se merecía nada de lo que su mujer le hizo...

Lo peor no eran las eternas discusiones ni el desprecio de su mujer (y digo desprecio, porque conozco a esa mujer y es ante todo, detestable. El rencor y la malicia la engullen, tanto, que toda su familia la ha olvidado). Una vez, este buen hombre se calló por las escaleras de su casa y tuvieron que vendarle las piernas. Parecía que el hecho de que él no pudiera salir irritaba más a su mujer y se incrementaron las riñas. ¿Os imagináis a este hombre defendiéndose? Yo nunca lo escuché alzarle la voz a nadie y en cambio, escuchaba desde mi habitación, en la calle de enfrente, todas las crueldades que le decía su mujer. Yo he visto a ese hombre llorar de la misma forma con la que llora un niño de tres años que se acaba de hacer una herida. Lo he visto llorar y se me ha roto el alma. Lo he abrazado y he llorado con él sin saber la razón de su llanto. Lo he visto suplicarle a Dios y me he sentido tan impotente...

En sus últimos meses de vida, tras la caída, apenas tenía sensibilidad en la piel. Tanto, que un día fueron mi madre y unas vecinas a visitarlo y se sentaron todos al brasero. En mitad de una conversación animada, se percataron de que allí olía a quemado. Miraron debajo de las enaguas de la mesa y descubrieron que las piernas de este hombre estaban ardiendo. Se quemó vivo las piernas y no soltó ningún quejido, sólo empezó a llorar. Los últimos días de este buen hombre fueron toda una agonía. Su mujer denegó de él en público, diciendo que él no la iba a amargar, que se iba a ir de bailes y que lo iba a dejar encerrado solo en casa. Lo más inhumano de todo, es que cumplió su palabra. Sus hijos y nietos atendieron al pobre anciano, pero él sólo lloraba y en su marchita memoria, tenía miedo, porque no reconocía a nadie. Sufrió mucho y recuerdo oírle llorar de dolor físico y psicológico.

Cuando él murió recuerdo que odié a su mujer. No le vi jamás derramar ni una sola lágrima, sólo cuando toda su familia la apartó de su vida. Venía a llorarle a mi madre, que qué había hecho ella y yo me mordía la lengua recordando el abandono y desprecio que sentía hacia aquél buen hombre.

Me gustaría recuperar una foto que le hice con un sombrero de paja. Le fascinó la idea de ser fotografiado y rió y gesticuló ante la cámara. Radiaba felicidad. A menudo recuerdo la noche en la que me confundió con su nieta, cuando todavía hablaba una cantidad medianamente normal. Recuerdo que me puso la mano en el hombro y sonrió diciendo "¡hombre! mira quién está aquí." Por un momento me hubiera gustado ser su nieta y verle tan feliz, pero fue una décima de segundo, porque enseguida le replicó su mujer, con tono desagradable, que yo no era su nieta. Su cara cambió radicalmente, se puso serio, decaído y sin decir ni una palabra más se metió en su casa y no salió de allí en todo el tiempo en el que estuvimos en la puerta.

Ojalá que ahora esté en paz. Siempre lo recordaré con amor y cariño.


Traducción Obokuri-Eemui (Ikue Asazaki)

en busca de una nueva tierra
construyamos una nueva casa
recogiendo cuidadosamente heno
para techarla
recogiendo cuidadosamente heno
recogiendo cuidadosamente heno
para techarla

en las paredes de piedra
celebremos la casa dorada
que fue construida
por un centenar de carpinteros
que fue construida
fue construida
por un centenar de carpinteros

Agosto se acerca
y no tengo nada que vestir
quiero vestir elegante
hermanos, prestadme una manga
quiero vestir elegantes a mis hijos y a aquellos que amo
con el único kimono que tengo
yo vestiré parras
que cogí en lo más profundo de las montañas

la luna llena brilla
lejana y amplia como los dioses
cuando mi amante venga a visitarme
espero que las nubes la oculten un poco

8 comentarios:

Noe dijo...

Estoy sin palabras... se me an saltado las lagrimas y todo. E terminado justo cuando la cancion pero la e vuelto a poner.
No se que poner la verdad no tengo palabras...

Megapili dijo...

Lo primero que te voy a poner yo es que han y he se escriben con "h" (verbo haber antoniaaaaa)

Sí es triste illa, esto pasó hace ya 10 años... y la canción mola, ta to chula. Pertenece a una serie anime que fijo que tu hermano te ha dicho q veas. Samurai Champloo, ¿te suena? Creo que ahora sí que la verás, es muy cortita, los dibujos están chulos, el argumento ta mu bien y la BSO ta que te cagas.

Ta luegou antoniaaaaa!!!!

Verónica Calvo dijo...

Negra, ayer me puse a leerlo pero lo tuve que dejar porque no podía con la sensación que me venía. Pero ahora lo he leído entero acompañada de la japonesa (que canta como Marisol y yo cuando nos hemos tomado unas birras de más...no digo mal, eh, sólo que nos sale la japonesa que toda mujer lleva dentro)
Lo cierto que tengo un nudo en el corazón. Y la mujer, que recoja lo que sembró (nadie se escapa de sus acciones, sean buenas o malas) Y este hombre, seguro que está en paz y feliz.
Un abrazo negra, y si encuentras la foto, enséñanosla ;-)

Megapili dijo...

Asias negra, me temo que no puedo encontrarla porque se la tomé para un concurso de fotografía. Las fotos se las quedó el ayuntamiento y yo quedé segunda con una foto de una cascada. Estuvo expuesta junto con todas las fotos que todo el mundo hizo en la biblioteca pública un tiempo, pero nunca logré recuperar ninguna.
Beso y buenas noches.

Mike dijo...

Me he emocionado al leer esta historia como hacía tiempo que no me pasaba al leer algo. Las lágrimas resbalaban por las mejillas mientras imaginaba el rostro de ese ángel sin alas que sufrió hasta el último día de su vida.. muchas veces la vida es tan injusta como que tu propia familia te vea y trate como una carga. No creo en dios, ni creeré, pero si existiera le han tenido que colocar en lo alto.

En serio pili, no se como lo has hecho, pero me has tocado la fibra sensible. Escribes muy bien, acariciaste mi alma con tu prosa... sigo llorando

Megapili dijo...

Gracias Mike. En verdad, estructuralmente no es el mejor texto que he escrito pero sé por qué te ha calado. Llevaba tiempo con ganas de hacerlo, supongo que he kemado un viejo fantasma que me seguía calcomiendo...
Por mi parte, aun tengo que enfrentarme a más fantasmas del pasado que, de una forma u otra, no me dejan seguir adelante.
Por cierto, lee más y deja las pelis de mendigos q se hacen ricos por una espuma blanca q se encuentran en la calle (ese argumento es muy poco higiénico xD)
Un beso y hagamos algo bueno por los q están cerca de nosotros (por alguien hay q empezar, no?)
^^

Nuria dijo...

Una historia muy emocional. Por un lado nos pone alegres, de la ternura que podría emitir este señor hacia la humanidad. Por otra parte, la falta de humanidad de su señora. ¿Cómo puede ser una persona tan mala con alguien con el que ha convivido tan bien y tanto tiempo? Desafortunadamente, estas historias siguen ocurriendo en muchas partes del mundo.

Yo no he llorado por el señor, en mi caso, estaba más cabreada por el mal comportamiento de su mujer.

Megapili dijo...

Pues si le vieras la cara y escucharas el tono de su voz..... uffff q tia más insoportable!
Gracias nurita^^