...y entre tanto, aquí estamos tú y yo uno enfrente del otro, sin tocarnos, sin hablar, ni siquiera nos estamos mirando.

Afuera hace buen tiempo, apuesto lo que más he amado a que es fruto de que nadie conoce de nuestra existencia.

...y entre tanto, tú me miras y sonríes, piensas que ya he llegado con mi bolsita mágica, para quedarme esta y todas las estrellas que, todavía, te deslumbran por el día y te desvelan por la noche. Hasta piensas que he traído mi láser superdestructor para cargarme la grandota, esa estrella gigante de allá arriba, justo encima de tu cabeza, ésa que a menudo me comentas que cuando menos lo esperes caerá por su propio peso sobre ti y te aplastará como a un gusano.


Aquí dentro no hace malo del todo. La temperatura es buena, el aire es seco. Lo único que me molesta en pequeño grado, son los cristales rotos que se han clavado en mis antebrazos sin motivo aparente. Yo no los coloqué ahí, amanecí hoy con ellos.


...y entre tanto, yo levanto mis cejas mostrándote mi sonrisa apurada en señal de negación. Sólo vine a por mi tiempo.

En el umbral no hace ni buen ni mal tiempo, sólo PENUMBRA...