Traductor/Translate

miércoles, 16 de abril de 2008


Te veo. Te veo a escondidas tras recobecos que tú ni sospechas. Te veo al alba y al anochecer. Te veo aunque tú sientas que estás solo. Te veo porque para ti lo más añorable es ser confortado por alguien. Te veo mientras comes y mientras sonríes. Aun cuando lloras te estoy viendo. Observo tus ojos, el color de tu piel, la expresión de tu rostro. Te espero entre los nublos que interceptan tu nuevo despertar.

Aunque no lo creas, te miro y tiemblo. Te observo desde las rendijas, desde los tejados y desde las bocas de alcantarilla. Tiemblo y te miro al pensar que no veo nada. Nada que me acerque a ti, nada que capture tu nombre en un frasco tallado con la mano de la esperanza, del cariño, del recuerdo... Te miro y aunque los nublos que cubren mis ojos son esclavos de mi pesimismo, conservo un aliento cálido que me conduce a ti. A tu risa, a tu voz. No puedo olvidar que no estás solo, que siempre, aunque el dolor me inunde, contarás con mis ojos, mis palabras y mi mano. No podré negarle jamás mi amistad a una persona que ha ocupado un lugar tan importante en mi corazón.

Te miro y sueño. Y sueño a cada despertar con verte. Verte me transforma en una nube que sobre vuela todo lo malo. Verte convierte mis venas en ríos de paz. Observar uno a uno los hilos de tu pelo que son mecidos por el viento en un majestuoso atardecer. Perecer, como no es nada nuevo, entre el confort de tu bienestar. Y ser del todo para todo y sobre todo, para ti, un soporte voluntario, es sin duda el mayor motivo para ver que sigo mirando, que sigo viendo, que sigo observando, que sigo estando.

Te veo. Entre las tablas que la vida nos hace adoptar. Entre el berbellón y el ocre, el malva y el magenta. Te veo en la noche, porque la oscuridad no ciega mi espíritu.

Te veo y, aunque tú no mires, te estaré observando.

No hay comentarios: